martes, 18 de septiembre de 2012

Celebrando fiestas patrias dice la radio, es el 18 de septiembre del 2012.

No hubo caso, ha sido imposible convencer a la Lucia del sabor y del sentido de los 18 y de estas fiestas patrias, de las ramadas, la chicha, los asados y el desfile de nuestras fuerzas armadas el día 19 en el parque. No le interesa. No siente lo mismo que yo, no vibra con los orfeones y los caballos, los penachos, y las distintas ramas de nuestras fuerzas armadas desfilando en la elipse. Y claro, me explica eso de su lejanía con esta fecha, ella tiene sus razones. Ella tuvo que salir en el mes de noviembre del año 1973 hacia el Perú cuando aún no cumplía los catorce años, luego estuvo exiliada por varios años en la República de Hungría junto a su madre y sus hermanos. Me cuenta que en ese último septiembre antes de partir al exilio, vinieron los militares y se llevaron a su madre al estadio de Concepción, luego se llevaron al Chito su hermano mayor y luego vinieron por ella. Una Tía tuvo que convencer a los militares que la chica tenia catorce años y que no tenía ningún sentido que se la llevaran, al fin luego de los argumentos de su tía, el teniente accedió, y la dejaron en su casa. Pasado un mes le entregaron a su madre, pero era otra, no la conoció cuando salió del estadio de fútbol de Concepción, era un cadáver andante, estaba flaca, pálida y con los años encima. Su hermano fue pasado a consejo de guerra y luego de un año salió absuelto y expulsado, fue recibido en Hungría por el resto de su familia que a dura penas se había instalado en ese país lejano y desconocido, por ahí paso toda su adolescencia Lucia. Lucia se crió y creció en otra realidad con otras amigas y amigos, hablando otro idioma con 14 vocales diferentes, y apenas terminó su enseñanza media, retornó clandestinamente a Chile. Por eso prefiere el primero de mayo al 18, el año nuevo al 18 y el cumpleaños de su madre al 18. Entonces la miro y le respeto sus preferencias

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